Uno de los enemigos para la salud, y en particular para la audición, es el tabaco. Se han realizado diversos estudios en los que se indica la relación que existe entre los fumadores y el riesgo de pérdida de audición.
Según algunos de ellos, una persona fumadora tiene casi un 58% más de riesgo de pérdida auditiva que el resto de personas no fumadoras. Las causas de porqué el tabaco afecta de forma negativa a la audición son varias.
Una de ellas es porque provoca un estrechamiento de los vasos sanguíneos y, por tanto, al recibir el oído un menor flujo de sangre, pierde parte de su funcionalidad y deja de actuar correctamente. Las posibilidades de pérdida son proporcionales al grado de tabaquismo que tenga la persona en cuestión.
También los fumadores pasivos tienen probabilidades de que puedan sufrir los efectos. Hay estudios que indican que una persona que sea fumadora pasiva tiene el doble de posibilidades de padecer pérdida auditiva que alguien que no lo sea. En USA, al año la exposición al humo causa más de setecientos mil casos de infecciones en el oído medio.
Otro de los problemas que puede causar el tabaco en la audición es la aparición de acúfenos. Y es que las probabilidades de desarrollo de estos acúfenos en los fumadores es cuatro veces superior a las personas que no fuman, también según diversos estudios.
Es recomendable que las personas que fumen se realicen revisiones periódicas de oído, si cabe con algo más de frecuencia que las que no lo hacen.
Finalmente conviene indicar que el vapeo, o cigarrillo electrónico, también tiene un cierto grado de afectación a los oídos.