La otorrinolaringología es una especialidad que estudia enfermedades del oído, audición y equilibrio, las vías respiratorias superiores y algunas inferiores como nariz, faringe o laringe. En esta especialidad, las cirugías reparadoras de rostro y cuello, traumatológicas, plástica, estética y oncológica están incluidas.

Las diferencias más notables entre un otorrinolaringólogo y un audiólogo es que los otorrinos tratan enfermedades relacionadas con la nariz, oído y garganta. Por contra, el audiólogo está especializado en audiología, gestiona un gabinete auditivo y es el encargado de realizar audiometrías, elaborar estudios completos de audición y se encarga de la adaptación de los audífonos.

Los audiólogos además tienen un papel amplio a la hora de prestar su ayuda a personas con pérdida auditiva. Adaptarse a su situación, disponer de productos auditivos compatibles con los audífonos como teléfonos móviles o de sobremesa pueden ayudarles y de esto también están pendientes los audiólogos.

Un audiólogo ayuda a controlar la pérdida de audición, un otorrinolaringólogo puede ofrecer tratamientos y cirugía para resolver problemas médicos. Las infecciones bacterianas y las víricas como la faringitis por estreptococo o la amigdalitis también las trata el otorrinolaringólogo.

Fundamentalmente hay que tener en cuenta que las cuestiones médicas corren por cuenta del otorrino y las cuestiones de pérdida auditiva y soluciones para controlarla corren por cuenta del audiólogo, para resumir algo más.

Para finalizar, igual que al principio hemos definido la otorrinolaringología, acabamos con la definición de audiología. Es una rama de la ciencia clínica responsable del diagnóstico y prevención de problemas de audición.